Es un hecho que vivimos en una sociedad, pero ¿Qué tanto debemos considerarla para tomar nuestras propias decisiones? Hace poco me tope con una amiga, (si... otra amiga... jeje) y me dio mucho gusto encontrarme con que había tomado una decisión pensando en SUS intereses, SUS sentimientos, SUS circunstancias. Y, ¿Por qué digo esto?
Muchas de nosotras hemos crecido con la idea de que debemos darle gusto a todos, en la medida que nos sea posible y en la que no, también. Nos han enseñado que debemos tomar nuestras decisiones pensando siempre en el bien común, antes que en el propio y es por eso que, generalmente, terminamos siendo las víctimas de la situación.
Mi amiga, de 22 años, decidió terminar una larga relación para emprender otra con un hombre de 33. Cabe destacar que este chavo cuanta con maestría, doctorado y dos postdoctorados, sin dejar de lado que trata a mi amiga como princesa. Muchas mujeres dirían que es un partido casi perfecto, incluyéndome; sin embargo, ah recibido comentarios no muy favorables acerca de la relación que lleva.
Pero, ¿Cuales son los argumentos de la policía de la moral para estar en desacuerdo con ella? Algunos dicen que la edad es inadecuada, otros que anda con él por interés, otros que viene de una relación previa, etc. Argumentos hay muchos... pero ninguno válido.
Antes de dejarnos influenciar y manipular por los demás, debemos pensar que cada decisión que vamos tomando a lo largo de nuestra vida tiene consecuencias, las cuales van a repercutir directamente en nosotras. Todo mundo nos puede dar consejos, de buena o mala gana, y no está mal escucharlos y tomar lo mejor o lo más apropiado de ellos, pero la decisión final debe depender completamente de nosotras... porque los demás son ajenos a la situación, nosotras somos las que tenemos acceso a todas las cartas del juego.
Como les decía, es un hecho que vivimos en sociedad, y que de alguna u otra forma tenemos que tomarla en cuenta para las decisiones en nuestra vida. El error radica en que la pongamos antes que nuestros intereses, porque NUNCA vamos a ser socialmente perfectos, siempre habrá algo criticable, sea cual sea la opción que elijamos.
Todo lo anterior lo eh dirigido a las mujeres, porque desgraciadamente nosotras tendemos a querer ser, consciente o inconscientemente, las víctimas o mártires de las circunstancias. Y si, generalmente es lo más cómodo que podemos hacer: la víctima siempre tendrá la aprobación de los demás, porque lástima... luego entonces... aprobación.
Contrario a lo que la lógica nos pudiera arrojar, no es fácil ser la victimaria. Se necesita valor y responsabilidad para afrontar las consecuencias que lleva consigo una decisión en la que una va a ganar y el otro va perder. Pero chicas, ¿No creen que de vez en cuando sea justo que nos toque ganar? No tenemos ni debemos ser siempre las que se sacrifican, las que ceden, las que dejan de perseguir sus sueños por ayudar a perseguir los sueños de los demás.
Con lo anterior no quiero decir que pasemos por encima de todos y que no pensemos en nadie más que en nosotras. ¡Para nada! Lo que digo es que pensemos en nosotras antes que en los demás. Si estamos bien, las personas que estén a nuestro alrededor también lo estarán; es decir, si ganamos, todos ganan, a corto o largo plazo.
Nosotras nos conocemos mejor que nadie, sabemos que es lo que queremos y lo que necesitamos. No tengamos miedo a ser felices, a ser exitosas, a seguir nuestros ideales. Escuchemos opiniones, sigamos consejos, consideremos otros puntos de vista... pero hay que decidir por nosotras mismas, porque al final del día nosotras somos las que estaremos con el hombre que elegimos, trabajaremos en la profesión que estudiamos, viviremos en el hogar que formamos.
Vivamos, decidamos y equivoquémonos... que para eso estamos aquí...
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